El mundo del vino es uno de los más antiguos y prestigiosos, y la calidad de la uva es esencial para producir un buen vino. La recogida y el transporte de la uva a la bodega son procesos clave en la elaboración de vino, y es importante tomar medidas para proteger la uva durante su transporte y procesamiento. Sin embargo, muchos agricultores no siempre utilizan técnicas adecuadas para recoger la uva y evitar dañarla.
Para alentar a los agricultores a utilizar técnicas más adecuadas para la recogida de la uva y mejorar la calidad de la uva, se han añadido varios indicadores para el cálculo del precio final de la uva. Además del grado, que ya existe como indicador, se han añadido la proporción de uva sana, verde, alterada y no salubre, la proporción de mosto, la proporción de cuerpos extraños como la pampana y los sarmientos, y la colorimetría.
Estos indicadores permiten medir la calidad de la uva y determinar su precio con más precisión.
La proporción de uva sana, verde, alterada y no salubre Por ejemplo, ayuda a determinar la calidad de la uva y a evitar la utilización de uva dañada en la elaboración del vino.
La proporción de mosto y cuerpos extraños es un buen indicador sobre como puede estar afectando la fermentacion a la uva recogida, ya que una proporción adecuada de mosto y la ausencia de cuerpos extraños garantizan una minima fermentacion en remolque lo que redunda en una mejor calidad del vino.
La colorimetría por su parte, permite medir la intensidad de los colores de la uva, lo que ayuda a determinar la calidad del vino.
En resumen, la adición de estos indicadores para el cálculo del precio final de la uva es una forma efectiva de alentar a los agricultores a utilizar técnicas de recogida más adecuadas y mejorar la calidad de la uva. Al utilizar técnicas adecuadas para la recogida y el transporte de la uva, los agricultores pueden obtener un precio más elevado por su uva, lo que se traduce en una mejor calidad del vino y un aumento de la rentabilidad.
